
No voy a negarlo, comprar regalos me parece algo divertido, pero también conlleva una gran responsabilidad porque hay que acertar. Hay que dar en el clavo. Ponerte en el lugar de la persona que cumple años, ver qué le gusta, qué necesita, su talla, sus colores favoritos.... Mucha información para comprar un simple regalo. Pero es necesario si no quieres que tu dinero sea malgastado en algo que no vaya a salir del armario o que, en el peor de los casos, acabe siendo el regalo de cunpleaños de la mejor amiga/o de quién lo recibió de tu parte.
Quizá ese interés que pongo en acertar, en impresionar, sea el que me ha hecho llevar el título de compradora oficial de regalos para los que me rodean. Sí, eso es lo que soy. Y hoy me he quejado por serlo. Me he agobiado con el regalo de mi ama, que cumplirá cincuenta y tantos el lunes. Y es que claro, a esas edades, en las que a pesar de que estés en la flor de la vida, los años pesan, el regalo es muy importante. Ha de ser especial.
Porque eso de a caballo regalado no le mires el diente, no es verdad, hay quien se molesta menos en buscar un regalo que Boris Izaguirre en desnudarse en televisión. Lo dice alguien que, por principios, no cambia ningún regalo que recibe entre otras cosas por que siempre aciertan conmigo.
Así que ya lo sabéis, si necesitáis ayuda con el regalo de cumpleaños de algún conocido, familiar, ex amigo, etc... escribidme, que por algo me he ganado, sin quererlo el título de compradora oficial de regalos de cumpleaños.
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