
Todo partió de una frase de mi colega Alberto mientras volvíamos a casa no excesivamente tarde: "Estoy contento", dijo. "Vamos, que estoy con el puntito", especificó. Es lo que tiene la cerveza. Y esta es, precisamente la primera fase:
1.-El puntito: La RAE (Real Academia Española) aún no lo recoge, pero estar con el puntito significa que el alcohol ha empezado a hacer mella. Todo te hace más gracia de lo normal, ofreces tabaco a tus amigos sin que te lo pidan. Puede que incluso invites a alguna ronda. Y sobre todo, empiezas a perder la vergüenza así que igual te arrancas con algún chiste malo que, de no estar con el puntito, no contarías jamás.
2.- El punto y coma. Esta sería la segunda fase. Tus pies empiezan a moverse al ritmo de la manida música del bar de turno, aunque no hayas bailado en tu vida. Por tu gaznate habrán pasado ya, al menos, un par de cubatas, o siete cervezas, (aunque siempre depende del aguante de cada uno). Te ríes con más facilidad aún que con el puntito. Tus viajes al baño son más frecuentes -ya se sabe, cuanto más bebes, más meas-. Y empiezas a ser el centro de atención en la cuadrilla porque con tus historias, sacadas fuera de contexto por tu estado, se mueren de la risa.
3.- Los dos puntos. Estás fuera de ti. Tus piernas han cobrado vida propia y bailan hipnotizadas al son de la música. Al menos eso es lo que tú crees ya que desde fuera eres lo más descordinado que han visto pasar por ese bar. Tu estómago albergará, en estos momentos, unos cuatro cubatas, de los fuertes. Tu capacidad para vocalizar se ha esfumado. Ya no atinas ni ha meter la moneda en la ranura de la máquina de tabaco. Tus amigos empiezan a parecerte los mejores del mundo mundial. Les dices que les quieres. Todas las mujeres/hombres que te rodean en el bar te parecen atractivos. Tú mismo te encuentras más atractivo, más alto, más cachas, más delgada...
4.- Los puntos suspensivos. Flotas. No paras de bailar y reír. Crees que todo el mundo baila contigo cuando, en realidad, lo que hacen es agarrarte para que no te caigas. La vida te parece que va más rápido de lo normal. Ya ni sabes lo cubatas que has bebido. Has perdido la cuenta. De hecho, no sabes ni contar. Puede incluso, que sientas que todo el mundo se mueve mucho. Demasiado. Has aumentado tu volumen a la hora de hablar, pero no es que no oigas, sino que crees que los demás no te oyen a ti. Pero estás equivocado, el problema es tuyo, es imposible entenderte, no vocalizas. Y ahora sí que sí, todo bicho viviente te resulta atractivo.
5.- La barra baja: Estás jodido. muy jodido. No te mantienes en pie. No sabes ni donde estás. Tu nivel de alcohol en la sangre está por las nubes. Ya ni hablas, no puedes. Tus amigos han dejado de reírse y te sujetan para que no te caigas al suelo. Sólo tienes ganas de vomitar. Y es posible que, en este estado puedas necesitar la intervención de algún médico. La fiesta se ha acabado y tú te prometes que nunca más volverás a beber. Hasta el próximo fin de semana...
Idea original de: A. Álvarez
Jajajajjajaja...q entrada taaan genial...como me he reido!! Creo que pasado por todos los estados menos por eso del medico....lo mio se ha qedado en una feroz resaca.....genial elpost! :)
ResponderEliminar