Fumo, perdóname la vida

Miras a todos los lados. Derecha. Izquierda. Delante. Te das la vuelta. Cuando te aseguras de que nadie te ve, de que estás a salvo de miradas indiscretas, metes la mano en el bolso. Palpando logras alcanzar la cajetilla de tabaco. Sacas uno. Encuentras el mechero, que no sé porqué pero siempre se resiste a aparecer, y lo enciendes. Dios, la primera calada.

Estás en la calle. No está prohibido, y lo sabes. Pero no te sientes bien. No tienes la conciencia tranquila. Se cruza una señora contigo. Te mira. Su mirada dice: "Eso, eso, fuma en la calle, que los bares son míos. No me estropearás más cafés con mis amigas. No me darás más guerra en las largas partidas de chichón con tus malos humos. El tabaco te matará". Y si no lo hace el tabaco, lo hará la pulmonía que estás a punto de coger mientras cumples a rajatabla la nueva ley.

Estás convencida. Fumar se ha convertido en un deporte de riesgo. Y es que puedes ser denunciado por cualquier así que hay que andarse con cuidado: no fumar en los bares, no encender un pitillo en el parque, nada de tabaco en los campos de fútbol, ni una calada en el coche si llevas niños dentro... o 200.000 papeles a cambio de hacer cometido un error.... hay que estar al loro... Busca zonas en las que no te miren con lástima. áreas de fumadores, es decir, 3 metros cuadrados al aire libre acondicionados para los fumadores o lugares similares apartados de la población sana. Guetos. Lugares en los que no tengas que dar explicaciones. "¡¡¡Fumo, sí. Perdónense la vida por ello. Déjenme vivir!!!"

Y como el riesgo te gusta lo justo, vamos, que no subes ni a la montaña rusa de niños porque te da miedo... has decidido protestar por la Ley a la manera japonesa, dejando de fumar. No quieres que te apunten con el dedo. No quieres esconderte para dar una calada. Si al menos la nueva ley de Zapatero sirve para dejes de echar humo, estás satisfecha. La mayoría de los fumadores no piensan lo mismo.