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domingo, 19 de abril de 2009

Bicho Bola


No se como ha pasado, pero el hecho es que ha sucedido. Fue de la noche a la mañana. Un día me levanté de la cama y vi que mis piernas se habían convertido en dos patas. No recuerdo si fue doloroso o no el proceso de crecimiento de cinco patas más al rededor de mi cuerpo. Todo fue muy rápido. Si os digo la verdad, me preocupé. Podéis llamarme alarmista, hipocondríaca, pero lo hice. Aún así, no fui al médico. Pensé que se pasaría solo. Como el catarro o la gripe. Pero no ha sido así.
Han tenido que hacerme pantalones especiales para mis siete patas. Camisetas, chaquetas y demás se han quedado obsoletas con tantas ramificaciones de mi cuerpo. Comprar zapatos es una tarea más que difícil, tengo que comprarme 3 pares iguales y siempre hay un zapato que me sobra. Me falta o me sobra una pierna (Dios es cruel). Mi piel empezó a oscurecer. Comenzaron a gustarme los lugares más húmedos. Y cuando me sentía amenazada, o tenía miedo, me enroscaba y me convertía en una bola.
Volví a asustarme, pero como tengo alergia al médico desde que me diagnosticaron sarna cuando en realidad lo que tenía era una alergia, me puse a investigar sobre qué me pasaba en Internet. Acudí al lugar más sabio y a su vez más recurrido de la red, la Wikipedia.
Al parecer, según esta bitácora me estaba convirtiendo en una Cochinilla de humedad. El nombre de por sí se las trae. Cochinilla de humedad. Joder, ya empezábamos mal. Como le gusta a la gente recurrir al insulto fácil. Seguí leyendo: son un suborden de crustáceos isópodos terrestres con unas 3.000 especies descritas. Tienen un exoesqueleto rígido, segmentado y calcáreo, y poseen siete pares de patas. También se las conoce como chanchitos de tierra, keka o marranito.
..... Muy buena explicación. En ese momento lo tenía todo.... ¿mucho más claro? Cerré la página web. Entoncés el estómago comenzó a rugir. Sólo hacía dos horas que había comido un buen plato de carne asada con sus patatas fritas. Pero mi barriga no mostraba síntomas de ir a rendirse. Cedí y mientras me llevaba un trozo de pan a la boca me di cuenta, me he convertido en un bicho bola.

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