Lo reconozco. Me gusta muchísimo mi vida. No cambiaría prácticamente nada, sólo pequeños detalles casi sin importancia. Me encanta el cine, también, pero no sólo las buenas películas, de autor, sino el hecho de acudir a la salas, con palomitas, gominolas y refrescos. Me gusta la moda. No puedo evitarlo. Comprarme ropa. Estrenar modelitos para ocasiones especiales. Tener el armario a rebosar y pensar en las diferentes fórmulas de ponerme todo lo que guarda dentro. Los zapatos. Sé que es un clásico. Pero podría comprarme zapatos cada día. Con tacón. Planos. Más elegantes. Menos. ¡Me chiflan! También tengo adicción por los bolsos y el maquillaje, y eso que no soy de pintarme mucho. Me gusta que me abracen. Sentir el calor y el cariño de otro. Mi chico. A él le adoro. Me encanta que me digan cosas al oído. Los secretos. Planear alguna sorpresa. Preparar las maletas para irme de viaje. Organizar mis cajones. Me gustan las flores, de cualquier color y forma, aunque deberían durar más tiempo vivas. Devoro las croquetas de jamón, las que hace mi amatxu y las que no, también, aunque un poco menos. Me apasiona que me sorprendan. Que se acuerden de mí el día de mi cumpleaños. Que tengan detalles con las personas a las que quiero. Ayudar. Ser la personal shopper de alguna de mis compañeras de trabajo. Viajar. Mi vecina del quinto y su familia. Mi familia. Que me pasen la mano por la espalda suavemente, haciendome cosquillas. El agua de la piscina. La playa. La nieve. Leer. Escuchar música. Conducir. Un chuletón en su punto. Mi sobrino. Hacer planes de futuro. Desayunar, me encanta desayunar. Estar en el sofá tapada con la manta en las tardes de lluvia y tormenta. Mi trabajo. ¿He mencionado a mi chico? El olor a tierra mojada después de una tormenta de verano. Los paraguas. Las bufandas y los guantes. El frío. Los gorros.Las fotos. Hacer fotos. Pintar. Las películas antiguas. Comprar objetos de decoración para mi futura casa en los países a los que viajo. Gastar. El chocolate. Las bodas. Dormir hasta tarde. La paella. Sentir el sol en la piel. Los escalofríos. Los besos... ¡Seguro que me olvido de muchas cosas!
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