Adicciones

Cuando el deseo, el ansia y la necesidad de obtener algo se convierte en una obsesión, una pesadilla o un agujero sin fondo, el mundo se viene abajo. Es la maldición de las adicciones. La cara más dura. El desgaste de la persona que has sido siempre y la llegada de un desconocido que se adueña de tu vida. La destroza. La tira por la borda. La arruina.
Son los efectos de la droga y el alcohol. Y hoy los he podido conocer de primera mano en el trabajo. He entrevistado a dos alcohólicos en rehabilitación. La piel se me pone aún de gallina cuando recuerdo sus palabras. "No bebo porque no quiero volver a ese infierno". "Me daba vergüenza admitir que era alcohólica". "He comenzado una nueva vida". Desde aquí quiero darles las gracias por haber compartido conmigo un trocito de sus vidas. Es posible una recuperación, y ellos lo están haciendo.
Pero no puedo evitar pensar en lo cerca que tenemos las 'tentaciones'. El alcohol lo encontramos en cualquier bar, tienda o supermercado. Y la droga está en la calle, tan al alcance de la juventud que es alarmante. Hay que hacer hincapié en ello. No digo que no se consuman, cada uno que haga lo que quiera. Pero hay que tener cuidado. Sólo hace falta escucharles hablar o, en este caso, leerles: www.deia.com